LOS ORÍGENES DE NUESTRA SEMANA SANTA
San Vicente Ferrer en Jumilla, 1411
Preámbulo
A mediados del siglo XIV, aparece en Siena (Italia) una cofradía de Disciplinantes de Santo Domingo, que practican «la memoria de Nuestro Señor Jesucristo» inspirándose en el recuerdo de la Pasión y conmemorando el Jueves y Viernes Santo, a pesar de que sus propias fiestas son la Invención y Exaltación de la Cruz. En pleno Cisma de Occidente, 1378-1417, aparecen los Penitentes Blancos, que vestidos como su nombre indica y con el torso desnudo, se flagelan hasta derramar sangre. La primera manifestación tuvo lugar en Génova (Italia), propagándose y extendiéndose por los reinos de Aragón, Castilla, Navarra, Francia, con las predicaciones de San Vicente Ferrer.
La guerra endémica de los Cien años entre Inglaterra y Francia, la crisis económicas y la peste negra en este siglo, desencadenan en Europa dos movimientos contrapuestos: flagelantes y pacifistas, que por su enfrentamiento y rápido modo de extenderse asustó a la Iglesia, decidiendo ésta potenciar las cofradías poniéndolas bajo la disciplina del Obispo Ordinario y asignándolas a una Parroquia o Templo propio, pero siempre, bajo la Jerarquía Eclesiástica, haciendo con ello, un importante servicio a la comunidad cristiana, ya que, a través de ellas, el Clero secular y regular enseña a los laicos a santificar las fiestas, instruyéndolos en el significado del sacrificio de la Santa Misa, haciendo de la liturgia una actividad popular, con ayunos y abstinencias en tiempo de cuaresma, es decir, penitencia.
Las instituciones civiles y principalmente el Concejo, celebran elecciones de Ayuntamiento y Cabildos abiertos en la Iglesia, apoyando económicamente y compartiendo con las cofradías las manifestaciones externas: oficios, procesiones, autos sacramentales, etc. Los dominicos y franciscanos, ofrecen también a los laicos otra vía, la Orden Tercera, que aparece en casi todas las Cofradías Penitenciales. Surgen dos grandes predicadores de masas de fama universal, San Bernardino de Siena (franciscano) y San Vicente Ferrer (dominico), que centran sus sermones en los aspectos más dramáticos de la Pasión de Cristo, la venida del Anticristo y el Juicio Final, influyendo decisivamente en sus oyentes, lo que se ve posteriormente reflejado en la fundación de cofradías.
San Vicente Ferrer, 1411
En su periplo por tierras de Castilla invitado por el rey Juan II, fr. Vicente Ferrer recala en Jumilla los días 18, 19 y 20 de abril de 1411 (sábado, domingo y lunes, respectivamente), proveniente de la villa de Cieza en la que se predica los días 16 y 17. Venían con él muchas personas devotas de diferente condición, humildemente vestidas, precedidas de un hombre que llevaba un gran crucifijo de madera, siendo de notar la gran austeridad de costumbres que observan, yendo los hombres separados de las mujeres.
¡Qué magnifico espectáculo debieron contemplar los ansiosos jumillanos desde su privilegiada atalaya de la fortaleza y castillo!, cuando en la lejanía de la Cañada del Judío vieran lentamente avanzar al Maestro Vicente cabalgando en su pequeño borrico, precedido de una muchedumbre de personas de su Compañía, cruzando la fértil huerta por el polvoriento camino de Granada, hasta llegar a las estribaciones del cero amurallado, y ascender procesionalmente el serpenteante y encrespado camino de acceso a la fortaleza y villa, penetrando por la puerta abierta en la muralla, en la que estaban esperando, clero, regidores y la mayor parte de habitantes para darle la bienvenida, entre alegres vítores y aclamaciones de sus moradores ante el esperado y magno evento que les aguardaba, debido a la gran fama que le precedía y acompañarle a la Iglesia de Santiago (llamada Santiago de Arriba, posteriormente), ¡Qué espléndido recibimiento debió otorgarse a fray Vicente y su Compañía!.
El mismo día de su entrada en la Alcazaba, donde se encuentra Castillo, Villa e Iglesia, y por ser esta muy pequeña para albergar a la esperada muchedumbre, se ha preparado para el evento, un estrado alto o púlpito junto a la pared sur del castillo, cercano a la Torre del Maestre, dando vista a la explanada existente delante de la iglesia, para poder predicar al aire libre, y junto a dicho púlpito, un tabaldo con el altar adornado con paños, para que fácilmente el santo misionero fuese visto y oído de la multitud. La villa, estaba formada por calles cortas y estrechas, con pocas edificaciones, y escasos vecinos (en 1457, 144 vecinos), aproximadamente entre 400-500 habitantes en 1411. Los oyentes del Maestro Vicente, se multiplicarían por dos o tres.
Como acostumbraba en sus desplazamientos el Maestro Vicente, primeramente entraba en la iglesia para orar e inmediatamente subir al estrado donde estaba construido el altar para el evento, quitándose la capa y revistiéndose de las ropas sacerdotales, cantando la misma solemnemente en voz alta con los religiosos y cantores que le acompañaban. Una vez terminada, retomaba la capa de su Orden, y en ocasiones era necesario que le ayudaran los circundantes a bajar del púlpito por su senectud (62 años) y debilidad de su cuerpo. Predicó aquel día y los siguientes la palabra de Dios y la fe católica, con la fogosidad de un joven de treinta años, entendiéndole todos los presentes y muchos de ellos escribiendo sus sermones. Su predicación producía tal efecto en sus oyentes, que conmovía los corazones más duros decidiendo hacer penitencia, perseverando en el buen camino.
Una vez finalizados sus sermones, formaban Procesión los de su Compañía, junto con el pueblo, en dos regimientos alrededor de la Iglesia de Santiago (de arriba), de esta forma:
«…precedía una imagen de Cristo Crucificado que llevaba uno de la escuela, revestido de ropa larga, cantando coplas en lemosín que el mismo fray Vicente había compuesto. Seguía la imagen del Crucifijo en bien ordenada procesión con grandes luminarias, disciplinándose con cuerdas o látigos con manojos de rosetas de plata o cobre los discípulos del santo, interpolados con los vecinos del lugar que querían, tomando también la disciplina de sangre. Iban todos descalzos llevando vestiduras blancas de lana honestas para el caso, que tapaban todo el cuerpo, menos las espaldas y cubiertos los rostros. Éstos por lo regular eran crecidos en número, derramando sangre que les corría desde la espalda hasta el suelo. Espectáculo verdaderamente tierno y que a los demás excitaba a lágrimas y dolor de los pecados. Estos devotos penitentes acompañaban los duros golpes, con cánticos de letanías y otras devociones.
Seguíale a este trozo de procesión inmediatamente un Guión de lienzo, que expresaba las insignias de la Pasión de Cristo, que guiaba el otro trozo de procesión compuesto de piadosas mujeres, vecinas del lugar y su comarca, que atraídas del olor de las virtudes que difundía el espíritu de San Vicente, acudían a disciplinarse incorporándose con las discípulas del Santo, vistiéndolas de túnicas de lienzo blanco y cubriéndolas el rostro, clamado entre los azotes: Señor Dios, misericordia.
Remataba la procesión con otro Guión, cuyo lienzo contenía de buen pincel una devota imagen de la Virgen de la Piedad con su hijo Jesús en brazos, como difunto y recién desclavado de la Cruz. Tras este guión iba fray Vicente y detrás de el infinito pueblo, todos con cirios encendidos y cantando las Letanías. Tenía esta procesión sus gobernadores que la guiaban y cuidaban para que fuese muy ordenada y bien compuesta. Veníase a concluir esta procesión de noche, restituyéndose a la Iglesia de donde había salido».
Sermones Predicados en Jumilla
Tres fueron los sermones en lemosín (dialecto de la Galia ,, introducido en Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca por el rey Jaime I el Conquistador, con el que siempre predicaba fray Vicente <Italia, Francia, Castilla, Aragón, Navarra>, y todos lo entendían , y Cervantes califica de: gracioso, dulce y agradable), que pronuncia en Jumilla como acostumbra. El segundo de ellos, según Pascual Madoz, 1850: «…escrito de su puño y letra, se conserva en el archivo de la misma…» (Iglesia-Ermita de Santa María del Rosario, hoy desaparecido), lo pronuncia en la dominica in albis (domingo después de Pascua de Resurrección), y es conocido a través de la traducción del latín efectuada por el Canónigo Don Juan Lozano Santa en su Historia de Jumilla de 1800, y en él, fr. Vicente nos dice el por qué: «…Me rogaron los Regidores, que predicara del buen gobierno digno de una Villa y su Común, mediante lo cual puedan conseguir prosperidades temporales y espirituales. Esta materia no es sólo buena para esta Villa, sino para otras…». El primero y tercero, nos han sido desconocidos hasta el año 2002, en que se publica el Sermonario.
Primer Sermón. En el lugar de Jumilla (sábado, 18 de abril de 1411).
Segundo Sermón. En el mismo lugar, domingo octava de Pascua (dominica in albis, 19 de abril de 1411) (publicado por el Canónigo Lozano Santa. Historia de Jumilla. 1800).
Tercer Sermón. En el mismo lugar, lunes después de la octava de Pascua (20 de abril de 1411).
Procesiones y Cofradías
Pasados los años, en la Dominica in Albis, llamada también de Quasimodo, los jumillanos celebraban la festividad de San Vicente Ferrer, subiendo en procesión a la Ermita de Ntra. Sra. de Gracia (antigua Patrona de Jumilla) junto al Castillo, donde se oficiaba con acompañamiento del Coro y Música propia de la Parroquia del Señor Santiago, una Misa con Sermón, y gran concurso de personas del Clero, Ayuntamiento y pueblo. Al pasar la comitiva por el peñasco donde estaba levantada la Ermita de San Cristóbal, en cuyo interior, había una imagen de San Vicente en actitud de orar en un colateral del retablo, se hacía una parada y por el señor Cura, se daba a los cuatro puntos cardinales la bendición de términos, para prevenir las desgracias atmosféricas.
En la Capilla del Sagrario de la Parroquia Mayor de Santiago había una imagen de bulto de San Vicente Ferrer, colocada en un pequeño pedestal próximo al Retablo presidido por el Sagrado Corazón de Jesús y Santa Margarita, en un hueco junto al altar de la Virgen de Gracia, lugar que hoy ocupa el Santísimo Cristo de la Expiración, seguramente la misma existente en la citada Ermita de San Cristóbal, trasladada al arruinarse ésta; y en el lado opuesto, también junto a dicho altar, la imagen de San Vicente Mártir, según el plano de planta de la Iglesia levantado en 1925. Todas estas imágenes fueron destruidas en la pasada guerra civil de 1936.
Es significativa la pintura del cuadro donado por D. Esteban Tomás Tomás en el año 1953, que se conserva en dicha iglesia, cuya figura central es la de Ntra. Señora de Gracia (antigua Patrona), bajo un dosel del que cuelga un ampuloso cortinaje que le sirve de fondo, adornado a ambos lados con dos grandes y vistosos candelabros, cordones con sus borlas, y en sus esquinas superiores, guirnaldas de flores y figuras angélicas, como asimismo a sus pies. A ambos lados de Ntra. Sra., arrodillados contemplándola: en el derecho la imagen de San Vicente Mártir arrodillado, revestido con las ropas sacerdotales, las manos juntas en el pecho y sobre él una filacteria: San Vicente Mártir, y en el izquierdo, a la misma altura, San Vicente Ferrer arrodillado con el brazo izquierdo extendido señalando a la Sra., y sobre él una sinuosa filacteria con la inscripción: Timete Deum et date illi honorem (Temed a Dios y darle honores), Patrones ambos de Valencia. En la parte inferior, una magnífica panorámica del Alcazaba (recinto amurallado), con el Castillo, Villa e Iglesia, que nos traslada al año 1411, en que se produjo la visita, estancia y predicación de fr. Vicente.
La Cofradía de Ntra. Sra. del Rosario organiza en la villa de Jumilla, la tarde de Jueves Santo, la procesión penitencial sucesora de aquellas que organizaba la Compañía que acompañaba a San Vicente Ferrer en sus desplazamientos. Su fundación se hace poco tiempo después de la visita de fr. Vicente y la edificación de la Iglesia de Santa María del Rosario, siendo una de las más antiguas, junto a la de Santiago.
Durante el siglo XVII en Jumilla, las procesiones penitenciales en Semana Santa, estaban organizadas por la Cofradía del Rosario y la nueva Hermandad de la Vera Cruz, saliendo en la tarde de Jueves Santo acompañando los cofrades penitentes a un Crucificado y una Dolora. Y el Viernes en la tarde un Yacente, declarado en el Testamento de Magdalena Tomás, viuda de Pedro de Cutillas en 1626, ante Jaime Carrión, escribano: «…quiero se compre otra sarga, si faltare, de tres o cuatro varas y se de y ponga sobre el sepulcro que está hecho en la Ermita de Santa María, cubriendo la figura de Cristo…» (4), acompañado por una Dolorosa que se transformaba en Soledad, imagen vinculada a los Pérez de los Cobos, con Capilla propia en la iglesia de Santiago (primera del lado del Evangelio) (5). Son procesiones austeras que buscan el sufrimiento y se unen a Cristo mediante el dolor del flagelo.
En los años 1594/1636, la cofradía del Rosario hace durante el año, hasta 5 Memorias, Oficios y Misas Solemnes, en los meses de febrero, marzo, agosto, septiembre y octubre. Entre 1720/1740, celebra en el mes de octubre, Vísperas, Procesión y Aniversario, y en 1724/25/26/27/38 y 39 celebra Vísperas en su Iglesia-Ermita de Santa María del Rosario. Continúa sus celebraciones en Santiago, y entre 1786/1811 (último año que se anotan) incluyen el Sermón en la Misa. Los cofrades asisten a Misa de Alba y llevan a cabo una despierta por las casas. (Ver, Fiesta Murcia, pg. 71).
La casa del Barón del Solar de Espinosa, satisface en los años 1849 y 1850 a la cofradía de la Aurora, 6 reales; 25 reales a la Mayordomía del Santísimo; 2 reales a la de San Antonio Abad; 2 reales a la Mayordomía de San José, y 2 reales a la de San Roque.
Vicente Canicio Canicio
SERMONARIOS
Los Sermones de San Vicente se realizaron frente a la ermita de la antigua patrona de Jumilla, Santa María de Gracia, los días 18, 19, y 20 de Abril de 1411, sábado, domingo y lunes.
En el lugar de Jumilla
Tema: Vio el monumento y creyó; aparecen estas palabras en su original en Juan, 20 y han sido recitadas en el evangelio de hoy. Al principio de nuestra predicación, para conseguir la gracia divina de forma que las palabras que pretendo predicaros sean para honor y gloria de Dios, reforma de nuestra vida y salvación y consuelo de vuestras almas, diremos: «Ave María» etc.
Las palabras propuestas fueron dichas por San Juan Evangelista y explican de qué forma creyó él mismo la resurrección de Cristo, al expresar el tema: Vio el monumento, y cómo Cristo nuestro Señor se mostró para probar y manifestar su resurrección, como dice la Sagrada Escritura en Hechos, 1: Se manifestó vivo después de su pasión [hablándoles] del reino de Dios, pero no se pone pruebas determinadas sino muchas en general etc. Y por eso yo por amor a vosotros he buscado y por la gracia he encontrado y reunido nueve pruebas por las que Cristo probó y manifestó su resurrección:
Primera, por la apertura del monumento
segunda, por testimonio del ángel santo
tercera, por inspección de las heridas
cuarta, por tacto corporal
quinta, por comer alimentos
sexta, por recorrer el camino
séptima, por decir las razones
octava, por partir el pan
novena, por cumplimiento de la Escritura.
De la primera razón como argumento habla el tema: Vio el monumento etc. Y con ocasión de esta razón he reunido todos los argumentos por los que Dios, Cristo salvador nuestro, probó su resurrección, y por eso veamos y examinemos en particular cada uno, en los que encontraremos buenas moralidades y enseñanzas.
El primer argumento es la apertura del monumento, del que habla el evangelio de hoy, narrando San Juan Evangelista cómo entró en el monumento, encontró el sudario etc. y creyó así. Y he aquí un argumento y razón por la que Cristo probó su resurrección, y así ahora moralmente porque este monumento puede tomarse por cualquier cuerpo en pecado mortal, en cuyo interior está muerta el alma por los vicios y pecados, según la autoridad de Mateo, 23: ¡Ay de vosotros, fariseos! etc. Ni entráis vosotros [ni permitís entrar a los que querían entrar]. Y por eso, si quieres probar por el argumento de la apertura del monumento que el alma ha resucitado, ve a confesar y allí abrirás el monumento de tu cuerpo, y entonces probarás que el espíritu está vivo.
Por eso se podrá decir de tal persona lo que se contiene en Psalmos, 5: Sepulcro abierto es su garganta. Y por eso, si habéis confesado esta Cuaresma, creo que vuestras almas viven y han resucitado, y en caso contrario confesos, como se dice en Isaías, 38: El vivo, el vivo es el que te confesará [como yo hoy. El padre hará conocer a sus hijos] tu [verdad]. El vivo, esto es, con vida natural, el vivo, esto es, con vida espiritual, pues doble es la vida, natural y espiritual, y por eso dice dos veces vivo, porque después de la muerte nadie puede confesarse a no ser en el infierno, donde la confesión no tienes fruto. Y por eso confesaos ahora en la vida temporal. Y dice hoy por los clérigos pues, aunque vosotros no estéis obligados a confesaros más que una vez al año, sin embargo los sacerdotes deben confesarse todos los días y, en caso contrario, no celebrar etc. Y dice el padre a sus hijos etc., pues los padres deben notificar a sus hijos que se confiesen etc.
A la segunda prueba, por el testimonio del ángel santo. Esta manera de probar la narra Lucas, esto es, cuando Santa María Magdalena se acercó al monumento con otras mujeres y se le aparecieron dos ángeles que les decían etc. Y ahora, moralmente, esta prueba por el testimonio del ángel santo se hace en la absolución cuando alguien se ha confesado, porque los sacerdotes y confesores son equiparados a ángeles pues, así como los ángeles no se preocupan por ninguna mancha personal sino que son brillantes y limpios y no viven según la carne, como se contiene en Lucas, último: El espíritu no tiene carne ni huesos, de la misma forma los sacerdotes deben ser limpios y brillantes, absteniéndose de toda inmundicia carnal; asimismo, tal como los ángeles tienen el deber de alabar a Dios, así los sacerdotes deben tener este deber alabando a Dios con bocas adecuadas. Y así tenéis la razón por la que los presbíteros son ángeles, y he aquí la autoridad en Malaquías, 2: Los labios del sacerdote guardan la sabiduría etc. [porque] es [un enviado de Yavé]. Y por eso, así como la resurrección de Cristo fue probada por el testimonio del ángel santo, de la misma forma la vida del alma se prueba por el testimonio de los confesores en la absolución, cuando dijo: Yo te absuelvo etc. Y por eso el santo hombre Job, hablando de esta vida del alma por la absolución del confesor, dice en Job, 10: Me diste vida y misericordia [y tu visita guardó] mi espíritu. Es vida porque por la absolución del confesor se vuelve a la gracia de Dios, por la que vivimos, y a la misericordia porque por ella somos liberados de las penas del infierno y somos enviados a las del purgatorio, y porque entonces es guardada en gracia de Dios y persevera etc.
A la tercera prueba, por inspección de las heridas. Ésta la cuenta Lucas al fin del último capítulo, pues se apareció Cristo a los discípulos enseñándoles las heridas o las señales de las heridas, y de esto se habla en Juan, 20: Se alegraron los discípulos al ver al Señor. Y ahora moralmente porque, si queremos probar que el alma y el espíritu de alguien ha resucitado de la muerte de los pecados, es preciso que muestre cinco heridas. Primera en el corazón, teniendo contrición dolorosa de los pecados; segunda en la boca, confesando todos los pecados aunque tengáis vergüenza; tercera por oración con lágrimas devotamente y de rodillas; cuarta por aflicción corporal ayunando y azotándose; quinta por restitución de robos de forma que devuelvas todo lo ilícito. De otra forma no podrá resucitar tu alma, que está muerta dentro del sepulcro de tu cuerpo. Y, así como Cristo, aunque tuvo heridas antes de la resurrección, sin embargo después de la resurrección retuvo sólo las señales de las heridas, de la misma forma vosotros, aunque hayáis tenido esas cinco heridas en la Cuaresma, sin embargo, si no queréis tenerlas ahora, al menos tened las señales de las heridas de forma que, si entonces teníais dolor y contrición en el corazón por los pecados, ahora tengáis la señal, esto es, el propósito firme de no volver más a los pecados. Igualmente, si entonces confesabais diciendo todos los pecados, ahora basta con que hagáis confesión, la general que hace el sacerdote en la misa, de forma que, cuando él quiere hacer confesión general en la misa, por estar ya allí retendréis al menos la señal de la herida. Igualmente, si entonces orábais llorando de rodillas y con mucha frecuencia, ahora retened la señal haciendo cualquier día, por la mañana y por la noche, alguna oración devota, esto es, «Creo en Dios» etc. y oyendo misa los domingos etc. Igualmente, practicad ahora la abstinencia de forma que no os emborrachéis, no se vuelvan pesados vuestros corazones y vayáis en ayunas a misa. Igualmente, no robéis ahora ni toméis de lo ajeno. Y entonces podréis decir las palabras de Psalmos, 85: Inclina, Yavé, tus oídos etc. Haz conmigo señal de ti para bien, y viéndola confúndanse los que me odian, vean… que me consuelas.
A la cuarta prueba, por tacto corporal. Ésta la narra San Lucas al final del capítulo pues, cuando Cristo se apareció a los discípulos, dudaron si era espíritu y entonces les dijo Cristo: Palpadme y ved que el espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que tengo yo. Y así por el tacto corporal Cristo probó su resurrección y por eso, moralmente, de forma parecida se prueba si el alma de alguien vive y ha resucitado de los pecados, tocándola corporalmente por medio de injurias. En efecto, si es una persona devota tocada por la injuria y la soporta con paciencia, es señal de que está muerta, pues, así como el cuarzo no se prueba por la vista ni por el sonido sino por el tacto de la piedra, de la misma forma las personas devotas son probadas no por la vista ni por el sonido sino por el tacto de las injurias, y de esto se habla en la historia de Job, 1 y 2: ¿Has reparado en mi siervo Job? etc., [varón íntegro] y justo… [pero anda] extiende tu mano [y tócale en lo suyo]… El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó. Sea bendito [el nombre de Yavé]. Y narra ahí todas las tribulaciones que tuvo Job y cómo respondía pacientemente a todas, como se contiene allí, y así su alma vivía como vive la de cualquier otro que tiene paciencia cuando es tocado por las tribulaciones y puede decir con Job lo que se contiene en Job, 19:
«Apiadaos, apiadaos, de mí, siquiera vosotros, mis amigos. Y dice apiadaos de mí dos veces, esto es, una por los ángeles y otra por los santos.»
A la quinta prueba, por comer alimentos. Ésta la narran San Lucas y San Juan pues, como los discípulos no creyesen que Cristo había resucitado y que se les estaba apareciendo, para que creyesen que no era un cuerpo imaginario quiso comer aunque no hiciese digestión sino que los alimentos se convertían en aire o se evaporaban o como a él le parecía bien porque no eran vistos, como ocurre con el agua de una escudilla puesta al sol o al calor del fuego, que se consume sin ser vista. Y ahora moralmente por esta prueba de la comida se demuestra si el alma de alguien ha resucitado, esto es, por comer el cuerpo de Cristo, pues quien ha comulgado bien tiene su alma resucitada y es señal de que está viva; por el contrario, si no comulga es señal de que está muerta y condenada, como se contiene en Juan, 6:
En verdad, en verdad os digo que, [si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tendréis vida] en vosotros.
Y por eso, buena gente, creo que vosotros habéis comulgado el día de Pascua y, si no lo habéis hecho, mañana que es la octava comulgad bien preparados porque todavía estáis a tiempo de corregiros haciendo penitencia. Y de esta comida dice Cristo en Juan, 6: El pan que yo os daré es mi carne para la vida del mundo.
A la sexta prueba, por recorrer el camino. Ésta la cuenta San Lucas al final cuando se apareció Cristo a los discípulos en forma de viajero etc. Y así recorriendo el camino fue probada la resurrección de Cristo. Y ahora moralmente de forma parecida se probará quien va al paraíso recorriendo el camino de este mundo. En efecto, si se va por el camino de la soberbia no se llega al paraíso sino al infierno; en cambio, si se marcha por el camino de la humildad, entonces se demuestra que se va al paraíso. Igualmente, no se llega al paraíso por el camino de la avaricia sino por el camino de la castidad etc. Y por eso se dice lo que se contiene en Isaías, 30: Éste es el camino, anda por él, y no os desviéis ni a derecha ni a izquierda.
A la séptima prueba o argumento, por decir las razones, y la narra San Lucas en el capítulo final cuando dice: ¿No ardían nuestros corazones etc. [mientras en el camino nos hablaba y nos explicaba] la Escrituras? Y así la resurrección de Cristo fue probada por decir las razones, y moralmente de forma parecida el alma de cualquiera; se dice por la locución cuando no dice más que la verdad, pues en la boca del cristiano está peor la mentira que la basura; en caso contrario está muerta el alma del que miente. Y por eso se dice en Efesios, 4:
No salga de nuestra boca palabra áspera… [a fin de ser gratos] a los oyentes.
A la octava prueba, por partir el pan, y la cuenta San Lucas en el capítulo último: Lo conocieron al partir el pan. Y aquí tenemos otro ejemplo moral, pues en el partir el pan, al hacer limosnas con los bienes temporales, se conoce todo y se prueba que vive y resucita, y se hace misericordia no sólo dando limosna sino también haciendo préstamos, como se contiene en Psalmos, 111: Bienaventurado el varón etc. Feliz el hombre que se apiada y presta… no caerá para siempre. Y esto es verdad cuando se presta por amor a Dios y compasión hacia el prójimo, pero sin usura y sin trato fraudulento porque entonces por la cola se echa todo a perder. Por eso prestad generosamente por amor de Dios porque Dios os dará mayores ganancias, y las notarás en tu casa, en tu campo y en tu viña sin saber de dónde te vienen tantos bienes etc. Y partid vuestros bienes temporales haciendo misericordia por amor de Dios. Y por eso dice Cristo lo que se contiene en Mateo, 5: Bienaventurados los misericordiosos [porque] alcanzarán [misericordia].
A la novena razón o argumento, por cumplimiento de las Escrituras. La enseña San Lucas en el capítulo último cuando dice: Entonces les abrió la inteligencia para que comprendiesen las Escrituras. Esta prueba fue más importante que todas las anteriores, y moralmente para que nosotros, si queremos vivir en la gloria, observemos las Escrituras, esto es, los diez mandamientos de la ley, como se dice en Mateo, 19: Si quieres entrar en la vida guarda los mandamientos. Y así tenéis ahora las nueve razones o argumentos por los que Cristo probó su resurrección gloriosa, que he reunido por amor hacía vosotros, y de forma parecida habéis tenido muchas y buenas moralidades para enmendar vuestra vida y consolar vuestras almas.
En el mismo lugar, domingo octava de Pascua
Tema: Tiende tu mano y métela en mi costado, aparecen escritas estas palabras en su original en Juan, 20 y han sido recitadas en el evangelio de hoy. Los gobernantes de esta villa me pidieron y buscaron para que predicase sobre el buen gobierno, por el que puede regirse cualquier villa y municipio de tal forma que se consiga la prosperidad en bienes temporales y espirituales, y les di mi consentimiento porque será buena materia para todos los de esta villa y de las demás. Y por eso digamos antes: «Ave María» etc.
De acuerdo con la interpretación literal e histórica del evangelio de hoy, estas palabras fueron dichas al apóstol Santo Tomás, que no creía en la resurrección de Cristo. Es más, cuando los demás apóstoles le dijeron que el Señor se les había aparecido, respondió: Si no meto mi mano en su costado, no creeré. Tan duro era para creer. Y por eso Cristo, para que no permaneciese sin creer y para que no se condenase, se le apareció y le dijo entonces las palabras propuestas. Tiende tu mano etc., como si dijera «Puesto que no quieres creer, tiende tu mano» etc. «Y así creerás». Entonces inmediatamente creyó y dijo: Señor mío etc., y después tocó su costado cuando le dijo: Mete tu mano en mi costado etc. Esto en cuanto a la interpretación literal.
Pero veamos ahora la interpretación espiritual, por la que quiero predicar. Las manos espiritualmente son entendidas y aceptadas como el poder y el conocimiento, pues, así como obramos por medio de las manos, de la misma forma se hacen los negocios por el poder y el conocimiento. He aquí la autoridad según II Reyes, 14: ¿No anda en todo esto la mano de Joab? El costado espiritualmente se toma por la reverencia y el honor pues, cuando alguien quiere hacer mucho honor a alguien, lo pone a su lado. Tenemos la autoridad en Daniel, 6: Príncipes y sátrapas [buscaron ocasión de acusar a Daniel en lo tocante a la] administración del reino. Y por eso algunos cardenales son llamados «de lado» (de latere) etc. Y por eso, según esta interpretación y materia que quiero predicar, habla Cristo a cualquier dirigente y gobernante de esta villa o de otra comunidad: Tiende tu mano, esto es, el poder o el conocimiento, a mi costado, esto es, para reverencia y honor mío, es decir, para que queráis gobernar y regir la comunidad y la villa por el poder y el conocimiento de vuestro gobierno para reverencia y honor de Dios. Será metida esta mano del poder y del conocimiento en el costado, esto es, para honor y reverencia de Dios, cuando se corrijan cinco vicios y pecados que van contra el costado de Cristo, esto es, contra su honor. Y Así, como la mano tiene cinco dedos, igualmente la mano del poder y del conocimiento debe corregir cinco pecados, y así será metida en el costado de Cristo. Son los siguientes:
Primero, extirpar a los adivinos o hechicerías diabolicales
segundo, las blasfemias divinales
tercero, quebrantamientos festivales
cuarto, tahurerías humanales
quinto, corrupciones personales.
Y por eso, para que se corrijan, dice el tema a cualquier gobernante o al consejo del municipio: Tiende tu mano.
A lo primero, hechicerías diabólicas, que deben ser extirpadas por los gobernantes y el consejo de la villa o del municipio, porque van contra la reverencia y el honor de Dios, y el municipio que las soporta está en la cólera de Dios. Le desagradan tanto como aparece en la historia de esto en Deuteronomio, 13 y Levítico, 20: Todo hombre o mujer que [evoque a los muertos y se dé a la adivinación, será muerto], lapidado; [caiga] sobre ellos [su sangre]. Y da la pena de lapidación porque arrojando piedras cualquiera puede matar, lo que no ocurriría en otra pena, pues ahogar lo podría hacer uno o colgar u otras penas, pero no muchos a uno como arrojando piedras. Y por eso se daba esta pena porque interesaba a todos por reverencia hacia Dios castigar tales hechicerías, y por eso todos arrojan piedras para corregir este pecado.
Al segundo pecado, blasfemias contra Dios, esto es, renegar de Dios, blasfemar y renegar de él. Este pecado es grave, y desagrada a Dios como se contiene en la historia de Levítico, 24: Saca del campamento al blasfemo etc. [que toda la asamblea] le (lapide]. Y dice fuera del campamento porque no debe ser mantenido dentro de la gente. También para indicar que, así como ha sido arrojado de la gracia de Dios y del paraíso, de la misma forma sea arrojado de la villa y del trato de los demás para que no los corrompa. Y por eso he aquí la pena contra esos como se contiene en el mismo pasaje: Y quien blasfemare [el nombre de Yavé será castigado] con la muerte. Y por eso corríjase este pecado que va contra la reverencia y el honor de Dios, y, cuando haya sido corregido, os podrá decir: Tiende tu mano, esto es, el poder y el conocimiento para gobernar a mi costado etc.
Al tercer pecado, quebrantamiento de fiestas, esto es, no guardar y santificar los domingos y festivos, porque es un pecado grave contra Dios, pues no dio todo el tiempo de los siete días para nuestro servicio y no se quedó más que un solo día, esto es, el domingo.
Y por eso debéis absteneros de los trabajos temporales los domingo y festivos y emplearlos en el servicio de Dios. Es más, te digo que incluso de esos días de veinticuatro horas no quiere más que una para que en ella oigas la misa entera devotamente, y después en las otras horas puedes entregarte a un placer honesto como jugar a la ballesta, al dardo o a la flecha. Y que esto es un pecado grave ante Dios se ve en la historia contada en la Biblia, en Números, 15. Por este pecado Dios destruye los frutos, y así creéis engañar a Dios no dedicándole el tiempo debido y os engañáis a vosotros, porque confisca todo el tiempo por medio de la muerte como se contiene en Malaquías, 3: Malditos seréis de maldición porque me estáis robando; todo [el pueblo me roba]. Y dice me engañáis vosotros, porque Dios es engañado por nosotros no guardando ni dedicándole el tiempo debido, y por eso dice me engañáis. Y nos engañamos nosotros cuando él nos quita todo el tiempo con la muerte. Y dice todo el pueblo me roba, pues toda la semana en la que trabajamos representa la pasión de Cristo en la que él trabajó, y el domingo significa su resurrección en la que descansó de todo trabajo. Y por eso quien no guarda el domingo confiesa que Cristo Dios fue crucificado y no resucitó. Y por eso dice me robáis, esto es, me crucificáis.
Al cuarto pecado, tahurerías de hombres, esto es, jugar a los dados. Este pecado es muy grave para Dios, porque en él se cometen todos los pecados: soberbia, avaricia, hurtos y usura etc. Y se condenan siete clases de personas: en primer lugar el que incita a jugar etc. Y por eso en el dado de dos caras siempre hay siete puntos, pues arriba hay seis y abajo uno, y así en relación a los demás puntos. Y por eso corríjase este pecado. Y entonces podréis decir con Tobías las palabras que se contienen en Tobías, 3:
Tú sabes, Señor, que he guardado limpia mi alma … y que no he manchado [mi nombre].
Al quinto pecado, corrupciones personales, esto es, practicar la lujuria, pues en todo caso está condenada la lujuria excepto en el matrimonio. Y por eso evitad y corregid este pecado para que no se produzca lujuria. Sin embargo está bien que como remedio pueda mantenerse el lupanar aunque se condenen las prostitutas y los que vayan a ellas pequen mortalmente; con todo pecan menos que con otras mujeres porque este pecado es simple fornicación. En caso contrario, si los lupanares no existiesen, las esposas y las hijas no estarían a salvo, como dice San Agustín en el libro Sobre el orden: «Si quitas a las prostitutas de los lupanares, mantener el lupanar como remedio no es pecado, como cortar un miembro del cuerpo por el fuego no es pecado, como le ocurrió a San Antonio, aunque al cortarlo se produzca daño al paciente etc. Y por eso debe evitarse la puntería que no es para remedio sino para la ocasión, como tener una prostituta en las posadas pues mata a muchas y diversas almas por la facilidad. Asimismo haced un pregón general por el que toda prostituta reconocida no pueda residir más que en el lupanar. Y advertid que no digo «pública» porque pública se llama a aquella que se exhibe a todos reconocidamente, en cambio se llama «reconocida» la que se junta con uno solo y lo saben muchos, pudiéndolo probar, pues en caso de duda hay que suponer que es una buena mujer etc. Y sobre esto se tienen las palabras de San Pablo en I Corintios, 5: ¿No sabéis que un poco de levadura hace fermentar toda la masa? etc. [Quitad el mal] de vosotros mismos. Y por eso gobernante, consejo, municipio o comunidad: Tiende tu mano, esto es, el poder y el conocimiento para gobernar, y métela en mi costado, esto es, para reverencia y honor de Dios etc.
En el mismo lugar, lunes después de la octava Pascua
Tema: La paz sea con vosotros, La paz sea con vosotros, La paz sea con vosotros; aparecen estas palabras en su original en Juan, 20 y han sido recitadas en el evangelio de este domingo. Al principio de nuestra breve plática, para conseguir la gracia de Dios, para honor y alabanza de Dios, mejora de nuestra vida y salvación de nuestras almas, digamos: «Ave María» etc.
El tema propuesto está formado por diversas partes del evangelio de ese día, pues, si el hombre quiere pensar en dicho evangelio, por tres veces dijo Cristo a sus discípulos estas palabras: La paz sea con vosotros; en primer lugar cuando los saludó, en segundo confirmándolos y asegurándolos pues, después de saludarlos, los aseguraba diciendo: La paz sea con vosotros, y en tercero consolándolos cuando Santo Tomás no quiso creer. Y por eso, de esas tres veces he formado el presente tema: La paz sea con vosotros etc. Y ahora, para entrar en la materia y en el secreto, hay que saber que es necesario que en este mundo, si queremos conseguir la paz eterna en la gloria, tengamos la paz de tres modos:
Primero, paz interna del hombre en sí mismo
segundo, paz fraternal del hombre para con el prójimo
tercero, paz supernal del hombre con Dios.
Quien tiene la paz consigo mismo, con el prójimo y con Dios conseguirá la paz eterna. Y por eso veremos un poco de cada una porque tenemos que recorrer hoy un gran camino.
A lo primero, que no es necesaria la paz interna del hombre en sí mismo para que la carne y el espíritu no riñan y peleen entre sí, pues todos los días riñen. En efecto, el alma tira hacia arriba y la carne hacia abajo, porque el alma es de naturaleza espiritual y la carne de naturaleza corporal, esto es, de tierra, como se contiene en Gálatas, 5: La carne tiene tendencias contrarias a las del espíritu etc. [pues una y otro se oponen de manera que no] hagáis lo [que queréis]. En efecto, si el alma quiere hacer oración y elevarse por la contemplación espiritual, la carne quiere lo contrario yendo hacia lo mundano y terreno. Por eso, para que haya paz en el hombre entre el espíritu y la carne es necesario que ocurra una cosa de estas dos, o que la carne haga la voluntad del espíritu o, al contrario, que el espíritu haga la voluntad de la carne. Ahora bien, el espíritu haría la voluntad de la carne comiendo bien y practicando la lujuria de forma que la carne, que es la esclava del espíritu, sería su dueña, lo que no sería justo, como dice San Bernardo: «No está bien que la dueña sea la esclava ni que la esclava sea la dueña». Y por eso, puesto que el espíritu es el dueño de la carne, debe dominarla para que haga su voluntad, esto es, orando, contemplando, ayunando y haciendo otras cosas meritorias, y para que la carne no domine al espíritu porque, como se ha dicho, no sería justo que fuese esclavo. Y por eso, cuando el espíritu domine a la carne mortificándose con abstinencias, entonces cesarán las peleas y las riñas y habrá paz interna en el hombre mismo. Sobre esta paz se habla en Job, 5:
[Y sabrás] que tu tienda tiene paz etc. y no pecarás; tienda, esto es, persona. Y así tenéis la primera paz, y así: La paz sea con vosotros.
A lo segundo, que nos es necesaria la paz fraterna hacia el prójimo, de forma que nadie tenga mala voluntad y rencor contra el prójimo, sino paz y buen afecto con él. De otra forma, quien no tiene paz con el prójimo no la tiene con Dios, es más, todo el tiempo que uno está con mala voluntad contra su prójimo está en la cólera de Dios, y las acciones buenas que hace le aprovechan poco. Por eso haced la paz con el prójimo como se dice en Efesios, 4: Solícitos de conservarla unidad del espíritu [mediante el vínculo de la paz] etc. [Sólo un Señor, una fe], un bautismo. Y dice solícitos etc. pues, si el que injura no se preocupa de reconciliarse, el injuriado debe reconciliarse y estar solícito por la salvación de su alma; y por eso dice solícitos, y concuerda lo que dice David en Psalmos, 33:
Bendeciré al Señor etc. ¿Quién es el hombre que [ama la vida] y desea ver [días felices?] Busca y persigue la paz. Y así tenéis la segunda paz. Por tanto: La paz sea con vosotros.
A lo tercero, nos es necesaria la paz de arriba, para con Dios, pues es malo y muy peligroso tener guerra y pelea con Dios, y podremos tener paz con Dios si queremos por medio de la obediencia. En efecto, así como la primera paz entre el espíritu y la carne se hace por la penitencia, y como la segunda con el prójimo se hace por la amistad, de la misma forma la paz para con Dios se hace por la obediencia, de forma que observes obedientemente los diez preceptos de Dios, esto es, no te acerques a los adivinos etc., no jures por Dios ni en vano ni con engaño para mantener la vida propia, y así con relación a los demás mandamientos. Y así por esta obediencia tendréis siempre paz con Dios, como se contiene en Job, 22: Reconcíliate con Dios y tendrás paz con él, y de ello te vendrá bien. Y así tenéis la tercera paz. Por tanto: La paz sea con vosotros.
*Transcrito por el secretario de la Junta Central: Antonio Verdú Fernández, el lunes 14 de septiembre de 2009.
PROCESIONES
Con motivo de tan importante efemérides se llevarán a efecto dos procesiones extraordinarias, con diferente motivo y planteamiento, ambas en 2011, la primera en Semana Santa y la segunda coincidiendo con la festividad de San Vicente Ferrer y cuyo fundamento es el siguiente:
Magno Entierro, conmemorativo de esta efemérides, despliega 23 escultores, 35 pasos y 70 imágenes, que harán vibrar el próximo Sábado Santo, 23 de Abril de 2011, todos los calendarios.
Imágenes
La Samaritana
Oración del Huerto
Jesús ante Herodes
Virgen del Primer Dolor
Cristo de la Columna
Ecce-Homo
Cristo de la Sentencia
Cristo de la Caída
Cristo de la Misericordia
Hijas de Jerusalén
Jesús de Pasión
La Verónica
Jesús Nazareno
Virgen de la Amargura
Humildad y Paciencia
Elevación a la Cruz
Cristo de la Expiración
Cristo de la Salud
Cristo de la Reja
Cristo de la Vida
Cristo de las Cinco Llagas
Descendimiento de la Cruz
Virgen de las Angustias
Virgen de la Piedad
Lamentaciones ante Cristo
Traslado al Sepulcro
Cristo de la Redención
Santo Sepulcro
Santa María Magdalena
San Pedro Apóstol
San Juan Apóstol
Virgen de la Soledad
Procesión de San Vicente. Este proyecto consiste en recuperar la antigua procesión de San Vicente, para que quede instaurada como referencia y homenaje al germen de nuestra Semana Santa. La fecha se hará coincidir con la festividad del santo y estará presente tanto la imagen de San Vicente como la de Ntra. Sra. de Gracia, primitiva patrona de Jumilla, en la que a las puertas de su ermita, en el recinto amurallado de la Alcazaba, se pronunciaron los tres sermones. El itinerario dará inicio en la Parroquia Mayor de Santiago, pasando por la hoy desaparecida ermita de San Cristóbal, para terminar en el interior de la antigua Alcazaba de Jumilla.
EXPOSICIONES Y CONFERENCIAS
In Loco de Jumilla
Realizada en Enero de 2010. Exposición del Sermonario original de San Vicente, dentro una interesante exposición documental que incluye actas capitulares, legajos, libros de fundaciones de cofradías, crónicas del convento de Santa Ana, estatutos originales del siglo XIX, etc. La exposición se completa con pintura y escultura de la época, la mayor parte de colecciones jumillanas, donde se aprecia la influencia que tuvieron los sermones del santo valenciano.
Siglos de Pasión
Realizada de Septiembre a Diciembre de 2010. Una antológica exposición, que reunirá la mayor parte de la imaginería jumillana, verá la luz el próximo Sábado 25 de Septiembre, en la iglesia de Santiago, pudiéndose visitar hasta el 5 de Diciembre. Con el título SIGLOS DE PASIÓN, irá desgranando toda la Pasión en cuatro grandes espacios: Lágrimas de Pasión, que revelará el sufrimiento de María, a través de 12 imágenes de la Virgen, Cruces de Pasión, que mostrará todos los crucificados que desfilan en la Semana Santa de Jumilla, un total de 11, Testigos de la Pasión, en la que veremos a todos aquellos que presenciaron la Pasión de Cristo, con un total de 19 tallas y por último El Rostro de la Pasión, en la que contemplaremos el reflejo de la Pasión de Cristo, a través de las diferentes miradas que Cristo transmite en cada paso, que reunirá 20 imágenes de Cristo. En total 62 imágenes, que nos mostrarán la Pasión de Cristo.
Descarga el PDF del folleto, con la relación de imágenes expuestas.
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El calendario de las exposiciones será:
Cruces de Pasión: del 25 de Septiembre al 17 de Octubre
Testigos de la Pasión: Del 21 de Octubre al 11 de Noviembre
El Rostro de la Pasión: Del 25 de Septiembre al 5 de Diciembre
(Permanente durante todo el tiempo).
El Color de la Pasión
Realizada en 2011 . Exposición itinerante por toda la Región de Murcia y provincias limítrofes, así como algunas capitales de España, que constará de todas las túnicas que se utilizan actualmente en la Semana Santa de Jumilla (30 – 40 túnicas perfectamente colocadas en maniquíes adquiridos para la ocasión).
PUBLICACIONES
Año 2009
Escultores e imagineros en la Semana Santa de Jumilla
Recoge un estudio de la obra de los diferentes escultores que han dado vida a la Semana Santa de Jumilla a lo largo de la historia, su vida, su estilo y sus obras se irán desgranando a lo largo de más de 200 páginas. Un total de 21 escultores y un amplísimo reportaje documental a través de fotografías y documentos.
Año 2010
La Luz de la Pasión
Libro este que recogerá una amplia selección de fotografías (600 fotografías) de finales del XIX y hasta el último tercio del XX. Toda la fotografía será en blanco y negro y la edición se hará en gran formato
Libros de Semana Santa. Edición facsímile
Publicación en formato facsímile de los libros de Semana santa editados en el primer tercio del siglo XX (1927-1933).
Año 2011
Semana Santa de Jumilla. Historia de Pasión
Otro de los grandes proyectos, libro que recogerá la historia de la Semana Santa, a través de un recorrido por los 6 siglos de su historia. Una edición que analizará y recopilará todo lo que se ha escrito sobre la misma, al tiempo que actualizará todo el patrimonio de las hermandades. Edición en formato especial con encuadernación artesanal.
Pregones de Semana Santa. 2000-2011.
Segundo volumen que recopilará los pregones desde el año 2000 y será continuación de una edición que se hizo en el año 1999, con motivo del XII Encuentro de Hermandades celebrado en Jumilla, y que recogió los pregones hasta ese año.
Cuadernos culturales (Año 2010 y 2011)
Está previsto la edición de dos cuadernos culturales que hacen un estudio sobre dos importantes manifestaciones de la Semana Santa: Los Armaos y El Prendimiento, ambas datan de mediados del siglo XIX y que han llegado hasta nuestros días.